ANA CLAVER, junto a su marido JOAN BASSOLS y su hija pequeña, han vivido una gran aventura transoceánica en familia. En su velero “TROTAMAR III”, de dos palos y 13 metros de eslora, largaron amarras y cruzaron el Atlántico, para recalar durante varios meses por aguas del Caribe y finalmente volver a Europa. Al poco tiempo volvieron a repetir la aventura.

Luego dieron un paso más, y se implicaron en la construcción y diseño de un nuevo barco. Se metieron con planos y astilleros y así botaron el TROTAMAR IV, de aluminio, muy marinero y listo para llevarles a otros mares. Así es su vida.

De momento no zarpan con el TROTAMAR IV, pues en tiempos de coronavirus prefieren esperar, y ojalá que la espera termine pronto. Suenan otros proyectos para el futuro, como por ejemplo Ártico o Antártico. Todo un reto.

Por otra parte, Ana y Joan publicaron en 2017 la novela “Entre alisios y emociones” donde relatan sus vivencias y experiencias a bordo. No sólo eso, sino que Ana también ha compuesto varias canciones, donde como tema básico, está “la mar”.

Agradecemos de antemano a ANA CLAVER, amante del mar, aventurera y polifacética, y a su marido JOAN BASSOLS que compartan con nosotros sus historias de mar, en esta entrevista.

Ana, ¿Cómo son vuestros comienzos en la navegación a vela?, ¿Siendo de un lugar tan bonito como Sabiñánigo como acabas surcando los mares?

En realidad yo de joven pasaba los veranos con las botas de montaña puestas subiendo picos, y los inviernos con las de esquiar bajando neveros. Cuando encuentro a Joan Bassols, solo tengo experiencia de una vuelta en velero al Peloponeso y alguna aventura marinera en un 420.

Él también sabía de montañas, pues pasaba los veranos en los Alpes, pero había crecido en el mar, navegando el Trotamar I y II por el mediterráneo y había acompañado a su padre en algunos trayectos de su vuelta al mundo con el Trotamar III, que convertido en “Principado de Andorra” participaría en el bicentenario de Australia en 1988.

Más tarde Joan heredó el Trotamar y tras muchos años navegando los veranos en el mediterráneo, un día decidimos dejar trabajos y vida en tierra, para vivir un tiempo en el mar con nuestra hija de seis años. Y tanto nos gustó la experiencia que cuatro años más tarde repetimos el viaje. Con Joan descubrí las travesías y descubrí verdaderamente mi pasión por la mar.

Para que nuestros lectores se hagan una idea: ¿puedes contarnos cómo es el velero TROTAMAR III con el que cruzasteis el Atlántico: cualidades marineras, habitabilidad, características, etc.?.

El Trotamar III es un Amphitrite 43 construido en el año 1982 por el astillero francés Henri Wauquiez y diseñado por el arquitecto naval inglés Holman & Pye.

Es un Ketch lento y pesado, pero muy robusto, con una bañera central protegida y cómoda en la que pasamos el mayor tiempo en travesías. Tiene espacio para navegar con muchos amigos y familia, con 9 literas, en sus 3 cabinas, su lujoso camarote de popa, y el amplio salón. 

Es un barco con historia, que del 1987 al 1990 navegó alrededor del mundo con Avelino Bassols quien escribió las aventuras vividas a bordo de este velero en su libro “El Andorra, entre alisios y tifones”. Lo reformamos totalmente en 2011 y lo equipamos con un nuevo timón de viento, una BLU, AIS, colectores solares, aerogenerador, nuevas velas y todo lo necesario para una larga travesía.

¿Navegaciones cortas o largas? ¿Preferís una navegación a vela a Menorca o poner rumbo al Caribe?.

Rumbo al Caribe, para perder de vista el horizonte y el sentido del tiempo. Poder observar como vas pasando de una situación turbulenta a la más absoluta de las calmas, aprendiendo a aceptar lo que venga. Vivir sin prisa, al ritmo de los amaneceres y disfrutando la incertidumbre de los atardeceres. Tener todo el tiempo del mundo para sentir el silencio y para estar juntos.

Me gusta la “invitación a la vida” de la que habláis en el libro. ¿Cómo es la vida en familia en un velero?¿Se adaptan bien los niños a la rutina del barco, sin tele y otras comodidades….?.

Los niños se acomodan estupendamente a estar las 24 horas del día con los padres, sin que se tengan que ir a trabajar o a hacer sus vidas. La vida está allí, en ese cascarón de trece metros: leyendo, cantando y aprendiendo juntos las ciencias del mar y de las estrellas. 

Y cuando el mar está furioso, aprendemos simplemente a estar. Laia no tuvo ningún problema, tanto es así que llegando finalmente a puerto preguntó: “papá, ¿Cuántos días de travesía quedan?” “solo dos”, respondió Joan “ ¿Y no lo puedes alargar un poquito?” fue su respuesta.

En el libro ”Entre alisios y emociones describo con detalles esa vida en el mar con niños: como es la escuela a bordo o como la bañera se convierte en una sala de juegos. Os invito a leerlo. No es un libro propiamente náutico, es otra visión de la navegación, con muchas reflexiones sobre las experiencias vividas en nuestro primer viaje.

Ana, en tu faceta de compositora y cantante, ¿En qué momentos encuentras la inspiración en la mar?.

Por supuesto en las guardias de noche. Es entonces cuando puedes estar en silencio y escuchar los sonidos del mar y las melodías que inspira en tu alma. ¡Incluso con mala mar!. A veces sale Joan para hacer su turno y lo enviaría de nuevo a la cama, pues estoy tan a gusto con mi música, que no quiero que termine mi tiempo de guardia.

Conocéis el Caribe, me consta. Ahora bien: ¿Qué isla os ha gustado más?, ¿en cuál os perderíais?.

Tengo dos en las que me perdería. Son las dos que se aconseja no ir. La una por peligrosa, Sant Vincent y la segunda porque dicen que no hay nada. En Sant Vincent la vegetación es exuberante y si te perdieras en el bosque, podrías sobrevivir como un pájaro comiendo sólo los frutos de los árboles. La segunda es Barbuda que tiene una playa salvaje de más de diez kilómetros de arena de colores y mar turquesa, y una pequeña población habitada por personas que aprendieron a ser felices compartiendo lo poco que tienen.

Todo suena muy bonito, pero…

¿Cuál ha sido vuestro peor momento en la mar?.

Momentos malos a bordo hay siempre, momentos en los que te preguntas quien te mandó a ti abandonar tu lugar resguardado al lado del fuego. Podría decir que fue pasando el huracán prematuro Bonnie, que nos alcanzó en la vuelta del Caribe, … pero te diré que tuvimos suerte y como siempre, un buen capitán, así que no lo recuerdo como el peor momento en la mar. De momento le temo más a una tripulación mal avenida o enferma, que al peor de los temporales.

Vamos ahora a hablar del nuevo barco: ¿Cómo es el velero TROTAMAR IV?, ¿Qué ventajas tiene respecto al TROTAMAR III?.

Trotamar 4 fue el sueño de Avelino Bassols, el padre de Joan, tal y como lo describe en su libro, y ahora es el nuestro: un barco de 12 metros, un metro más pequeño que el Trotamar III, aunque su salón con ventanas hacen que parezca más grande. Solo lo parece, pues el III tenía una camarote de popa que permitía viajar con muchos jóvenes, manteniendo nuestra independencia.

Pero los tiempos han cambiado y ahora navegaremos más solos, o solo con Laia, en un casco de aluminio resistente a los impactos, para surcar incluso mares helados y una orza abatible que le proporciona un calado de 70 centímetros, que le permitirá llegar donde no llegan otros y acercarse hasta la orilla en las calas más bonitas.

La hélice de proa y el tamaño del franco bordo, marca una diferencia con respecto al III en cuanto a facilidad de maniobra. El sistema de escotas permite hacer rizos sin salir de la bañera, y un buen aislamiento y una calefacción con sistema cardánico mitigará el frío en los mares más fríos…

Es un Córdova 40 SP diseñado por el arquitecto naval Jean-François André y construido por Normandy Yacht Service. Un barco fácil de manejar y confortable. Nuestro Trotamar 4 tiene algunas variaciones con respecto al modelo original. Seguimos la construcción muy de cerca y Joan estuvo estudiando y mejorando cada sistema que se instaló en el barco. 

¡Ah! y ¡lo más importante! Trotamar 4 tiene su mesa de cartas ocupada con un piano. Lo siento por el capitán. 

¿Podéis adelantarnos algo de vuestros proyectos de navegación?.¿Ártico o Antártico?, u otros lugares para explorar.

Nuestra idea al construir este barco era la Antártida. Pero en los tiempos de cuarentena hemos visto muchas películas y leído algunos libros sobre el ártico , que han dirigido nuestra mirada al norte y han dibujado nuevos derroteros para el Trotamar 4. Así que de momento y tal como están las cosas, exploraremos lo más cercano, pero será en cuanto las circunstancias lo permitan, y acabemos de poner a punto el barco, proceso que hasta el momento está resultando más complicado de lo previsto.

Muchas gracias por la entrevista, ha sido un placer conocer un poco vuestra aventura. Sólo me resta hacerte la última pregunta: ¿se me olvidó preguntarte algo?, creo que no!. Buena mar y buenos vientos.

Todo en orden!

Lo mismo! buen viento y muchas gracias! y recuerdos al comandante de Navegantes Oceánicos. Me gusta mucho la página y es un honor para nosotros poder contar nuestra historia en vuestras páginas.

 Entrevista realizada por: Santiago Iglesias de Paúl

Desde «Navegantes Oceánicos» agradecemos a Ana Claver y Joan Bassols compartir en este artículo y entrañable entrevista su historia y aventura de navegación en familia, que estamos seguros que servirá de inspiración a muchos; y también les deseamos buenos vientos y mucha suerte en el futuro, en estos tiempos difíciles para la navegación derivados del COVID-19.