ESPERANZA PEREZ PEREZ-CRESPO es licenciada en Ciencias Físicas y tiene una gran experiencia en empresas multinacionales (Repsol, General Electric, Cap Gemini, entre otras).

Además, desde muy joven es regatista, tanto de vela ligera como de crucero, y evoluciona para llegar a ser una experta navegante oceánica que ha recorrido medio mundo, incluyendo el Pacífico o el Mar de China.

Un hito destacable en su trayectoria como navegante ocurre en 2006 cuando se convierte en la primera mujer española en cruzar el océano Atlántico a vela y navegando en solitario.

Posteriormente relata su aventura y el proceso de preparación de este reto en el libro: “A solas en el Atlántico”. Actualmente, Esperanza continúa regateando y vinculada al mundo de la náutica deportiva.

Agradecemos a Esperanza que comparta con nuestros lectores sus experiencias en esta gran aventura de navegación.

Esperanza, ¿Cuándo comienza tu relación con el mar y la navegación a vela?

Nací en Madrid, y todos los veranos disfrutamos de las vacaciones en Cabo de Palos y en el Mar Menor donde salíamos a navegar y pescar en un botecillo a  motor. A los ocho años mi familia se trasladó a Cartagena donde disfrutamos en el crucero familiar, un Llaut mallorquín a vela, y sobre los once años comencé a navegar en un barco muy completo llamado cadete al que siguió el Vaurien y los cruceros. Actualmente regateo en Vaurien, Snipe y crucero.

¿Cómo surge el proyecto de cruce del Atlántico en solitario? ¿Qué te motiva a este gran reto?

En el año 2000 trabajaba en una importante consultora, cuando un tren se paró en mi vida en forma de cumplir un sueño, cruzar el océano Pacífico a vela y decidí dejarlo todo y subirme a él. El “Archibald” un sloop de acero de 40 pies estaba dando la vuelta al mundo y tuve la oportunidad de cruzar unas 7000 millas a lo largo del océano Pacífico.

En esa experiencia observé que por un lado, que había muy pocas mujeres que estuvieran a bordo cumpliendo sus sueños, normalmente era el sueño de sus parejas. Por otro lado en aquel momento había algunas mujeres que habían hecho navegaciones transoceánicas solas, como por ejemplo mujeres de la talla de Catherine Chabot, Naomi James, Ellen Mc Arthur etc. pero ninguna española, y entonces me dije ¿Y porqué no yo?, y así fue. Una vez tuve el título de Capitán de Yate se lo planteé al Armador del “Archibald”, Cocua Ripoll, y estuvo encantado con la idea hasta el punto de dejarme su barco y participar en el proyecto como director técnico.

¿Qué experiencia tenías cuando decides navegar en solitario?

Tenía experiencia en regatas costeras, alguna navegación y regata de altura  y nada más.

¿Puedes describir a nuestros lectores cómo era el velero ARCHIBALD con el que cruzaste el Atlántico, sus cualidades marineras, características, equipamiento, etc.?

El “Archibald es un sloop de 12 metros de eslora y 4 de manga con orza abatible (1.3 m de calado hasta 2.8 m). Tiene 14 toneladas brutas. Construido en los astilleros META (FRA) – Exploration 40 diseñado por el arquitecto Caroff.  Tiene 4 stays y uno volante. Estaba dotado de las últimas tecnologías de la época que nos podíamos permitir ya que la seguridad era lo más importante del proyecto. Tiene un radar y detector de radar, 2 placas solares, 2 generadores eólicos, 6 pilotos automáticos (1 viento, 1 pequeño, 1 mediano y 3 grandes), 2 génovas de proa y una mayor con posibilidad de genaker, 1 trinqueta y 1 foque de proa. Motor perkins de 35 CV.

¿Cómo fue la preparación del barco para la travesía oceánica? ¿Necesitaste una preparación personal física y/o psicológica especial?

La preparación duró unos tres años, revisión de jarcia, de motor, cambio completo de fontanería, electricidad, electrónica y varios aparatos de navegación y desmontar gran parte del interior para dejarlo en hierro vivo y reparar los óxidos, colocar nuevos aislantes y construir la carpintería de las zonas afectadas.

Al mismo tiempo trabajaba en una empresa de lunes a viernes y los fines de semana estaban dedicados a los trabajos a bordo del “Archibald”. A su vez la búsqueda de posibles patrocinadores, tarea árdua y en la mayoría de los casos esteril, ocupaba gran parte del tiempo junto con dos horas diarias de gimnasio para ponerme en forma.

Tuve una lesión discal un año antes de zarpar que me mantuvo inmovil casi cuatro meses y un accidente de automóvil seis meses antes de la partida que casi hacen zozobrar el proyecto.

El tema psicológico quedó apartado, ya que no me quedaba tiempo para ello y tampoco me preocupaba, todo salió bien ya que mantenía la cabeza fría en los momentos de tensión o problemas a bordo.

¿Cómo es la rutina diaria de un navegante solitario en mitad del océano?, ¿Duermes suficiente, te afecta la soledad?

Normalmente dormía a intervalos de una hora u hora y media para comprobar que todo iba bien a bordo. Suficiente, ya que se repetía a lo largo de las 24 horas del día.

Lo primero al levantarme era ver el tiempo, los aparatos electrónicos, adecuar las velas y el rumbo y escribir la posición y las observaciones correspondientes en el diario de a bordo, acción que repetía a las 9, las 4 de la tarde y las 10 de la noche antes de la rueda de los navegantes.

Luego me preparaba un buen desayuno que consistía en un zumo, un vaso de colacao, un par de tostadas y un par de frutas partidas, después algo de deporte, lectura y una siestecita y los quehaceres tipicos de reparaciones, mejoras etc.

Algún día se pescaba un dorado que luego hay que limpiar y cortar para luego cocinarlo. Es importante tomar una comida caliente al día, tortilla de patatas, arroz a la cubana etc… como en casa, aunque a veces daba algo de pereza cocinar.

Una siestecita  a veces amenizada con la presencia de peces voladores, atunes saltando en los días de calma o la presencia de los adorables delfines que juegan con la proa del “archibald” .

Una maravilla del día consistía en disfrutar de las increíbles puestas de sol antes de la rutinaria rueda de los navegantes donde daba mi posición a Rafael del castillo y recibía la meteo para las próximas horas y días.

Y asi día tras día, iba pasando el tiempo disfrutando de cada momento o sufriendo los chubascos que arreciaban hasta 40 nudos con lluvias que duraban unos minutos o interminables horas.

Con esta rutina no cabía la soledad, estaba muy bien acompañada del “Archibald” y la naturaleza, que me envolvía con un sentimiento de libertad plena.

Tuviste apoyo desde tierra en la navegación oceánica? ¿Es importante este apoyo?

El apoyo de tierra es fundamental, todos los días a las 10:00 hrs GMT contactaba por radio con la rueda de los navegantes liderada por Rafael del Castillo (que en paz descanse) que reportaba la meteo para todos los barcos de la rueda y cualquier cosa que pudiéramos necesitar, ya que tenía muy buenos contactos con personas de muchos ámbitos diferentes, igual te ponía en contacto con un médico ante una lesión que con un buen mecánico de motor o la marina de algún país en caso de extrema necesidad.

¿Qué destacarías de la travesía del Atlántico?

¿El mejor momento? ¿Y el peor?

La travesía del océano Atlántico ha sido un proyecto vital, una continua enseñanza sobre la vida, la naturaleza y sobre mi misma a lo largo de los tres años del proyecto.

Es difícil hablar del mejor y del peor momento. Sin duda, cada amanecer o puesta de sol han sido regalos mágicos y únicos de la naturaleza, irrepetibles y generosos, los sonidos del agua, los colores y desde luego la llegada a Santa Lucía completando un sueño no exento de muchas dificultades. Algunas de ellas que casi hacen zozobrar el proyecto como la falta de financiación, problemas de salud antes de zarpar, etc.

¿Qué valores y/o cualidades consideras que debe tener un buen navegante oceánico?

Lo principal en un navegante oceánico es la pasión, la ilusión, el sacrificio y la entrega al proyecto. Tener constancia y perseverancia en el trabajo y no decaer ante las  miles de adversidades que aparecen en el camino con paciencia.

Es fundamental la confianza en uno mismo y la superación del sufrimiento para actuar con la cabeza bien fría ante los problemas tanto técnicos como emocionales.

Para finalizar Esperanza, ¿Sigues regateando? ¿Algún proyecto de navegación por la proa?

Sigo regateando en vela ligera, en Snipe y en Vaurien a nivel nacional e internacional y también en crucero a nivel local.

De momento tengo algunos sueños marineros que espero se vayan materializando cuando se pueda.

Desde «Navegantes Oceánicos» agradecemos a Esperanza su colaboración con esta entrevista, con nuestra admiración por ser la primera mujer española en cruzar el Atlántico a vela y en solitario.

Te deseamos mucha suerte y buenos vientos.