Nicolás Paura

De origen italo-argentino y aventurero por naturaleza, durante más de 20 años y comenzando en 1978 completó prácticamente una vuelta al mundo en solitario. Este artículo es un reconocimiento a Nicolás como navegante oceánico.

Casi media vida dedicada a la aventura en la mar en la que Nicolás, con esfuerzo y tesón, va forjando poco a poco su espíritu de navegante oceánico en solitario, y cumpliendo por etapas sus sueños; y todo ello nos lo narra con maestría y sencillez en su libro:

“Un vagabundo del mar”.

Nicolás me hace llegar un ejemplar de su libro, el cual me impresiona desde sus primeras páginas por el espíritu luchador del autor para superar cada uno de los retos a los que se va enfrentando para poder alcanzar sus sueños.

Tras una juventud “con mochila a la espalda”, en 1978 adquiere un pequeño velero modelo “Lighting” de apenas 5,8 metros de eslora, al que pone de nombre “FATIGA”. En el siguiente enlace web puede ver detalles de este barco: VELERO LIGHTING.

Una vez que adquiere una mínima experiencia en su manejo, prepara cuidadosamente el barco con velas de capa para mal tiempo, equipo de fondeo y material básico de seguridad, mientras empieza a planear su primer gran reto:

Navegar desde Buenos Aires a Rio de Janeiro”.

En octubre de 1978 zarpa del Puerto de Quilmes (Argentina – Buenos Aires), con apenas 30 dólares en el bolsillo, y consigue llegar en diciembre de 1980 a la Bahía de Niteroi (Rio de Janeiro). Ha sido un periodo de dos años y tres meses de aventura navegando en solitario a bordo del “FATIGA”, haciendo escalas en 128 puertos, incluyendo numerosas islas, y navegando tanto en mar abierto como en lagunas interiores.

Aunque pudiese considerarse sencillo, realmente es una gran hazaña realizar esta larga travesía en un barco tan pequeño como es un “Lighting”. Esta navegación, además, le sirve a Nicolás para ganar experiencia en la mar; por eso el mismo la denomina su “etapa de maduración como navegante”.

De espíritu siempre abierto, educado y cordial, Nicolás hace numerosas amistades en cada puerto, y no le faltan los amores sinceros; mientras tanto, trabajando en múltiples oficios y fabricando sus artesanías, consigue salir adelante.

En Rio de Janeiro, de nuevo con gran esfuerzo y tesón, construye con sus propias manos un velero modelo “Van the Stadt” de 7,2 metros de eslora, al que llama:  

“DESAFORADO”

Nicolás construye su barco cuidando los detalles, reforzando la estructura de poliester, dando robustez a sus cuadernas, así como mejorando su estanqueidad y flotabilidad. También reforzó la jarcia, y poco a poco fue pertrechando el barco con un piloto automático, velas, equipo VHF, generador eólico, etc. 

El resultado fue un barco, también de pequeña eslora, pero bien preparado para intentar su sueño:

» Dar la vuelta al mundo «

A bordo de “DESAFORADO” comienza su primera navegación de 7 días consecutivos en la mar, con el susto de un mercante que se le viene encima, y una varada involuntaria al llegar a Cadebelo, su última escala en Brasil.

De allí se dirige al Caribe donde recorrería varias islas antes de poner rumbo hacia Europa, su primer gran desafío oceánico. Es precisamente en demanda de las Azores, donde “DESAFORADO” demuestra sus cualidades marineras para “correr un temporal”.

De Azores a Tanger, Gibraltar y después varios puertos españoles (Málaga, Motril, Garrucha y Puerto Colón). Sin embargo, corría el año 1994 y por culpa de la guerra de Yugoslavia vio frustrado su objetivo de ir a Italia, tierra de sus antepasados. Decide entonces poner rumbo a poniente, y en 1995 retorna de nuevo al Atlántico.

La navegación desde la salida del Estrecho de Gibraltar hasta las Islas Canarias es una de las que Nicolás relata como más penosas, con varios periodos de calma que le obligan a invertir 17 días en una travesía en la que normalmente se tardarían 6.

Posteriormente unos bonancibles vientos alisios llevarían a “DESAFORADO” hasta el Caribe y, tras cruzar el Canal de Panamá, el ya veterano navegante se adentra en el océano Pacífico. Sería su travesía más larga, con 41 días de mar hasta alcanzar las Islas Marquesas.

De nuevo en el Pacífico, y rumbo a las Islas Samoa, sufre los efectos del huracán GINA, con vientos de más de 200 km/hora y “DESAFORADO”, a palo seco, con grandes balances y escoras, fue capaz de resistirlo. Su robusta construcción sin duda fue clave para salir airoso.

Tras varias escalas, pasa del océano Pacífico al Indico, donde arriba a la Isla de Keling-Cocos; la cual Nicolás esperaba que estuviese desierta, pero se encontró con la sorpresa de que había otro barco fondeado.

Después de la decepción inicial resultó encontrarse a bordo del barco fondeado una mujer que llevaba 15 años navegando también en solitario, ¡ y de su misma edad !. De nuevo surgió de forma espontanea el amor sincero, pero tras un periodo juntos, llego el momento de la separación; ¡ cuantas veces es ese el destino de los navegantes !.

En el siguiente puerto, Isla Reunión, tuvo la oportunidad de reencontrarse con su madre, tras largos años de separación. En este enlace podéis ver a Nicolás en un video del programa de televisión SORPRESA y MEDIA” que refleja este emotivo momento.

Finalmente, transcurridos cuatro días de navegación en demanda de Port Elithabeth, en una noche estrellada y bonancible, DESAFORADO recibe un fuerte golpe, producido por una ballena, que le abre una importante vía de agua. Nicolás consigue reducir la entrada de agua taponándola con una vela, pero DESAFORADO estaba tocado de muerte. Tras 8 días navegando con un tormentín, y achicando agua, Nicolás es rescatado por un barco coreano.

«Un duro final para un buen barco, en el que navegó más de 500 grados alrededor de la tierra».

Para Nicolás concluyeron ese día 20 años y 20 días navegando en solitario por los mares de la tierra. Desde “Navegantes oceánicos” nuestro reconocimiento a un luchador y amante de la navegación y la aventura.