Vuelta a España a vela, el Reto Pelayo Vida 2020
Desde el año 2015, una vez al año, un equipo de cinco mujeres que han superado el cáncer se enfrentan a un reto diferente. Desde el ascenso al Kilimanjaro en 2015, el cruce del Atlántico en 2016, una ruta por el Ártico en 2017, en bicicleta por el Valle de Annapurna en 2018, hasta los Andes en 2019.
En 2020, el reto ha consistido en dar la vuelta a España navegando a vela, a bordo de un velero de regatas de alto nivel de nombre “Green Dragon” de la clase V70 y que había participado previamente en la regata de vuelta al mundo Volvo Ocean Race.
Cinco mujeres, de cinco rincones diferentes de España, con prácticamente nula o muy poca experiencia en la navegación a vela, María, Nuria, Marian, Lorena y Fátima, han recorrido más de 1530 millas a lo largo del mar Cantábrico, el océano Atlántico y el mar Mediterráneo; zarpando de Bilbao y acabando la travesía en Barcelona, con varias paradas intermedias.
Ángela Pumariega, campeona olímpica de vela ligera en 2012 (Londres) en la clase Elliot 6m, e integrante del equipo preolímpico para los Juegos Olímpicos de Río 2016 en velero 470, en 2017 fue también campeona de España en esta clase. Además, en 2013 fue galardonada con la Medalla de Oro de la Real Orden del Mérito Deportivo. Ángela ha sido la directora de esta expedición y las ha acompañado durante toda la travesía.
A continuación, con la ayuda de estas cinco valientes mujeres que han realizado la Vuelta a España a vela, y de Ángela, vamos a conocer un poco más los detalles de esta travesía con esta emocionante entrevista.
En primer lugar preguntamos a las protagonistas:
¿Qué ha representado para ti participar en la Vuelta a España a Vela – Reto Pelayo Vida?
Nuria Gómez, nacida en Teruel
Científica Marina
En 2016 en pleno diagnóstico del cáncer, vi en la contraportada de un periódico nacional, a 5 chicas que habían pasado un cáncer y se iban a cruzar el Atlántico, era la travesía Trasatlántica 2016.
En ese momento cogí el periódico, mire a mi familia y dije “un día seré yo”, desde ese día empecé a hacer deporte.
Durante momentos flojos me acordaba de ellas y me servían de inspiración.
Haber sido una de ellas este año ha sido un regalo y he querido ser esta vez ese faro para aquellos que se tengan que enfrentar a esta horrible enfermedad.
María Aldama,
Barakaldo, Vizcaya.
Arquitecta
Participar en el Reto Pelayo Vida y el haberlo terminado ha significado para mí la superación de un reto, de otro reto pero esta vez elegido por mi, porque yo he querido.
Ha significado el darte cuenta de que hay mucha más gente de la que creemos padeciendo cáncer, que somos muy afortunadas las personas que nos curamos.
Ha significado aprender a apreciar las cosas pequeñas, a quitar importancia a cosas que antes parecían que eran un gran problema, a relativizar y sobre todo a que tenemos que vivir día a día porque vida solo hay una y es la nuestra.
Lorena Madrid, nacida en Cartagena, Ambientóloga
Regalo por dar visibilidad a una enfermedad para la que hacen falta muchos más recursos para su investigación.
Regalo por haber aprendido un nuevo deporte que me apasiona y que pienso seguir practicando. Y así podría seguir una lista infinita de regalos.
Me quedo también con la enseñanza que le dejo a mi hijo: con esfuerzo y constancia, todo lo que nos propongamos lo podemos conseguir. Todos somos mucho más fuertes de lo que pensamos.
Un beso enorme!
Marian Cáliz, Elche, Arquitecta.
No sé si ha sido un viaje, un recuerdo, un sueño, un suspiro, a veces un instante. Aun así, lo he saboreado intensamente, disfrutando a veces hasta de lo sufrido. Me gustaría pensar que este viaje no ha terminado, si no que no ha hecho más que empezar.
Una ventana que se cierra, a cinco años tras superar un cáncer, dar rienda suelta a la voz dormida en el interior para contarle al mundo mi experiencia de supervivencia, de superación, de aprendizaje.
Haber cumplido el objetivo, lanzar un destello hacia otras mujeres que se encuentran a la deriva de la enfermedad.
Otra ventana que se abre, porque el viaje no termina, si no queremos que se termine, puede ser que este viaje no haya hecho más que empezar, si seguimos enlazando sueños de aquí en adelante.
Conversaciones, llamadas, rutas por trazar con mis compañeras de batallas; Lorena, Fátima, Nuria y María, y a la que gustaría también incluir a Ángela Pumariega que ha sido una de las nuestras. Gracias a ellas esta singladura ha sido mucho más que una vuelta.
La vuelta a España a vela, me ha traído un nuevo punto de atención: el mar, ese interminable que nunca se acaba de conocer por su inmensidad, ese que, siendo tan cercano a mis orígenes, está todo por descubrir. Ese mismo que me ha traído paz y libertad durante algunos momentos de navegación, miedo y desconfianza, frío y sueño, calor y confortabilidad.
El reto ha sido disfrute y aprendizaje. Ha traído a bordo valores como el trabajo en equipo, compañerismo, confianza en el equipo.
La tripulación nos enseñó que en el mar (y en la vida) hay que intentar adelantarse y estar preparados y a pesar de eso, hay que saber adaptarse a los contratiempos que pueden y van a surgir. Hay que vivir el día a día y ahora más que nunca (con la situación actual que vivimos). Disfrutar de cada día y de cada instante.
Hemos recibido el calor a bordo de sus tripulantes, hombres de mar y otros de tierra, rudos aparentemente al principio y que acaban siendo dóciles y entrañables con el paso de los días y que son capaces de amenizar las frías noches de guardia, generosos en compartir sus conocimientos y sus extensas experiencias marineras. Diego, Pancho, Jens, Eric, Armando y Julián. ¡Todo un equipo!.
Tengo un recuerdo como una bocanada cálida y alegre casi infantil, que recuerda sabores tan intensos como aquel chocolate, aquella manzana en cubierta, como si fuese la primera vez.
Disfruté de imágenes que se quedan en la retina, como la despedida a Araceli, en un atardecer por popa, que se llevó las flores de la esperanza por un mundo sin cáncer, como hubiese soñado ella.
El barco, incómodo por naturaleza, te enseña, gracias a la precariedad de medios, a la falta de necesidad de tantas cosas innecesarias como nos habituamos en tierra. Que podemos y debemos vivir con menos cosas. ¡Qué tenemos que ser más solidarios con el planeta, sus océanos y sus recursos que algún día se agotan y ya está!.
Fátima Domínguez,
Jerez de la Frontera
Restauradora de obras de arte
Participar en el reto de la Vuelta a España a Vela para mi ha supuesto visibilizar el cáncer, colaborando con la AECC desde mi primer cáncer.
Y personalmente me ha dado la oportunidad de apearme de mi vida normal, familiar, laboral y entrar en una burbuja donde no existió móvil, ni vida cotidiana; solo un grupo que tiene como meta navegar, con un objetivo que es llegar a Barcelona para visibilizar el cáncer.
A nivel personal me ha dado seguridad en mi misma, autoestima y ganas de hacer mas cosas, mas reto, la vida no acaba aquí, todavía tengo que pelear por muchas cosas más.
Ángela Pumariega, Gijón, Campeona Olímpica
Es un orgullo para mí que hayan contado conmigo para liderar el Reto Pelayo Vida 2020. Ya conocía este proyecto desde la Trasatlántica del 2016 y me llamó mucho la atención, no sólo por la valentía de las mujeres que formaban parte del reto sino por el mensaje tan potente que lanzaban a todo el mundo, que del cáncer se sale.
No dudé ni un segundo en formar parte de esta maravillosa tripulación de la que tanto he aprendido.
Ellas son una inspiración para todas las mujeres que lo están pasando mal en estos momentos, y es muy reconfortante el haber podido aportar mi granito de arena para que consiguieran terminar el reto.
Para conocer mejor los detalles del proyecto y de la navegación, continuamos con unas preguntas a Núria, Ángela y María.
Nuria, ¿Cómo crees que contribuye este reto a transmitir un mensaje de esperanza en la lucha contra el cáncer?
Creo firmemente que es un proyecto maravilloso, muy motivador y de esperanza para personas que se están enfrentando a la enfermedad o que tiene a alguien cerca. El único requisito es haber pasado por un cáncer y somos los pacientes los que podemos hablar de tu a tu con personas que están en la misma situación.
El deporte, vida sana y la actitud son grandes aliados para llevar lo mejor posible la enfermedad, durante y después de ella.
Nuria, ¿Ha sido positiva la experiencia en la mar? ¿Mereció la pena? ¿Hubieses querido seguir haciendo millas, o preferirías haber terminado antes, por ejemplo en Cádiz?
Ha sido una de esas experiencias que marcan tu vida y ha superado con creces todas las expectativas.
Soy científica marina y ha sido una maravilla navegar por nuestras costas, ver nuestra fauna marina, delfines, calderones, orcas, peces voladores, calamares, etc, poder ver con mis propios ojos desde el mar, puntos geográficos tan emblemáticos como el Cantábrico enfadado, Finisterre, Costa portuguesa, Cruzar el Estrecho de Gibraltar.
Ver como las corrientes del mediterráneo y el Atlántico como se encuentran, Cabo palos, Cabo de Gata…….etc, y a nivel personal, me llevo gente maravillosa, todos los tripulantes de este velero, los 12 hemos sido un equipazo, nos hemos cuidado y hemos trabajado codo con codo.
Estábamos muy cansados pues el ritmo era duro, pero hubiese seguido navegando. Por nada del mundo nos hubiésemos bajado del velero ninguno de los tripulantes en Cadiz.
Nuria, afortunadamente hay asociaciones que luchan contra el cáncer y donaciones voluntarias. ¿Cómo ves el progreso de la ciencia?¿Que falta por hacer?
Se ha avanzado mucho en la investigación, cada vez se sabe más del tipo de cada cáncer y los tratamientos son muy personalizados, la tasa de supervivencia ha mejorado mucho, pero queda mucha investigación por hacer y sin dinero no es posible.
Solo espero que los políticos del mundo se den cuenta de la importancia de la ciencia, pues el -covid ha detenido el planeta y solo una vacuna nos sacará de esto y esa vacuna solo puede venir de los científicos que están investigando.
Nuria, ¿Ha habido momentos duros en la navegación?. Cama caliente, guardias, frío navegando. Los “pequeños” inconvenientes que tiene la mar. ¿Qué era lo que más echabas de menos a bordo?
Lo que más echabas de menos o podrías echar de menos, es lógicamente todas las comodidades con las que cuentas en tu vida cotidiana pero a medida que va pasando el tiempo y te vas amoldando a las circunstancias, a lo que tienes a bordo del barco.
Te das cuenta de que no hace falta tener tanto para ser feliz. Te das cuenta que con poco también puedes ser feliz y seguir disfrutando de la vida.
Yo me amoldé muy rápido y muy bien y tampoco eché nada en falta.
Ángela, como directora de la exploración seguro que les has transmitido tu experiencia en la mar. ¿Qué tal la tripulación?. ¿Qué has aprendido tú de ellas? ¿Alguna anécdota que contar?.
La tripulación se ha adaptado mucho mejor de lo que pensaba a la vida a bordo. De los aspectos técnicos no estaba tan preocupada, pues sabía que a lo largo de los días las chicas irían conociendo las maniobras, las velas y aprendiendo rápido. Empezamos con mucha prudencia, pues es un barco donde cualquier error se puede pagar caro y que alguien se haga mucho daño por las tremendas tensiones que soporta. Pero era en la parte de convivencia la que creía que teníamos que cuidar bien.
Fueron 12 días que no pudimos bajar a tierra, ni siquiera en las etapas, para evitar cualquier riesgo de contagio con el Covid-19 y mantener en grupo burbuja. Eso sumado a unas condiciones de mal tiempo, cansancio, comer regular, no dormir mucho, convivir 12 personas en un espacio tan reducido, pues lo normal es que haya algún tipo de roce o enfado entre la tripulación. En ningún caso fue así, más bien todo lo contrario. Estoy muy orgullosa del gran equipo que formamos, todos nos cuidamos unos a otros, nos preocupamos por que todos estuviésemos bien y colaboramos en todas las tareas de a bordo siempre con una sonrisa en la cara.
Siempre digo que ellas me han enseñado más a mí, que yo a ellas. Mi parte solo era técnica, pero ellas me han transmitido las ganas de vivir, la importancia de la actitud y de luchar por los objetivos.
Tenemos muchas anécdotas de toda la travesía que recordaré con cariño, desde la primera noche que se convirtió en pura supervivencia por la condiciones tan duras con las que os recibió el Cantábrico y que hizo estragos en la tripulación.
También el paso del Estrecho con unas condiciones de viento casi extremas fue un día para recordar o la última etapa de Valencia a Barcelona donde las chicas tomaron el liderazgo del barco.
Ángela, ¿Qué prefieres, la vela ligera donde eres una campeona, o bien una navegación de crucero como ésta?. Es más: ¿repetirías de nuevo esta experiencia?.
No dudaría un segundo en volver a embarcarme en una experiencia como esta porque es pura vida, se aprende de cada miembro de la tripulación y nos enriquece como personas.
Pero además poder disfrutar de esa manera de la naturaleza no tiene precio.
Mi vida es la vela ligera, pero la navegación costera me ha enamorado.
María, afortunadamente, parece que gracias a la investigación puede haber pronto una vacuna para el COVID-19. Con respecto al cáncer, ¿Sigue siendo importante la investigación?
La investigación sigue siendo el pilar para que toda la medicina siga avanzando, evolucionando, siendo más eficaz, más específica en función del cáncer que se tiene.
Si no es por la investigación, por el apoyo económico, por las ayudas probablemente muchos/as de nosotros/as no estuviésemos aquí contando nuestra historia.
María, ¿Cómo organizabais las guardias y la vida a bordo? ¿Quién cocinaba? ¿Cuál ha sido el plato estrella de la navegación?.
Las guardias fueron elaboradas en dos grupos: El grupo de profesionales que eran 4 y nuestro grupo que éramos 5 y las guardias eran de tres horas en tres con algún intervalo de 6 horas de descanso, que te sentaban de maravilla.
La vida a bordo, una vez de que te acostumbras y vas amoldándote a los horarios de las guardias, es muy llevadero, muy duro pero muy llevadero, yo tengo muy buen recuerdo. Las camas, por llamarlas de alguna forma, el baño….no tener ducha, esa cocina camping gas….
Con respecto a los turnos para la elaboración de las comidas no tuvimos ya que nos hemos llevado tan bien, nos hemos complementado de tal forma que la iniciativa salía sola de cada una de nosotros, hemos formado un gran equipo en todos los aspectos. La que más tiempo de descanso tenía era la que cocinaba o hacía el café, MARAVILLOSO CAFÉ, y luego otras fregaban y así siempre. Siempre unos pendientes de los otros por si necesitaban algo.
¡¡¡¡¡¡ JE JE JE JE JE !!!!! El plato estrella?
Creo que cualquier cosa que comíamos nos sabía a gloria, porque a veces las condiciones eran tan malas que comías algo y te sabía como el mejor de los majares pero por comentar alguno: El café, que bien te sentaba en esas guardias de noche y frías. Las alubias con arroz, idea de Eric Frattini (Maravillosas) y el arroz con pollo que hicimos con viento de levante y en unas muy malas condiciones meteorológicas.
La verdad que todo lo apreciabas mucho más.
Para finalizar María, ¿Qué le dirías a una mujer que ha sufrido el cáncer y que está pensando en apuntarse a un nuevo desafío o aventura?
Yo le diría que no se lo piense, que se apunte, que elija ella el reto o la aventura ya que el cáncer nos ha elegido a nosotras sin nosotras quererlo.
Que luche por lo que quiere, que viva cada día, que se ponga todos los días un objetivo por muy pequeño que sea. Eso nos mantiene alegres, nos da una razón para levantarnos cada día.
Y que si lo quiere hacer se pregunte: ¿Y PORQUE NO?
Desde «Navegantes Oceánicos» todo nuestro agradecimiento a Nuria, María, Fátima, Lorena, Marian y Ángela, por su contribución y los sinceros mensajes que han transmitido en este artículo, y estoy seguro que servirán de ayuda e inspiración a muchas personas. Enhorabuena por la realización del Reto Pelayo Vida, y por afrontar con ilusión y valentía los retos que se nos presentan cada día; sois un ejemplo para todos.
Agradecimiento a Enric Fratinni, Presidente de «Reto Pelayo Vida» por facilitarnos en todo momento la elaboración de este artículo.
Muchas gracias a Santiago Iglesias de Paul por su contribución a la redacción de este artículo.